Comprando (priv Kim)

Según sus cuentas llevaba cerca de 3 años en ese lugar, pero ya no podía estar seguro, no recordaba bien como había llegado y la luz que se colaba en ese lugar era muy escasa, despues de todo se encontraba en la parte subterranea de la caja donde no habia mayor iluminacion que las diminutas ventanas cerca a techo y las antorchas en el pasillo. Los días poco se distinguien de las noches y un amanecer o anocher era muy incierto, llevaba una cuenta que ya no tenía interés por seguir, al principio habia gritado y despotricado contra todos pero ya estaba cansado, el agua y la comida llegaban y aunque escasa y desabrida no le dejaba morir y el mismo no tenia la fuerza para dañarse y dejarse morir, tomaba la comida y regresaba a su esquina en la jaula, encogido contando las grietas de los ladrillos, las manchas de humedad, los barrotes, el desgaste de los platos, todo lo posible para mantener su mente activa y no enloquecer, muchas veces era tanta su ansiedad que daba vueltas en circulos por la jaula, las primeras noches incluso gritó, pero hasta el animo de ello dejaba paso a una triste resignación.

Un tiempo pasaba sus largas y solitarias horas hablando con el unicornio que habian encerrado a su lado, algo mayor y masculino como para estar en la media que era comprado rápidamente, sin embargo solo unos meses bastaron para que se fuera, al igual que muchos otros, un día un cazador le informó que los Sátiros no eran una compra muy requerida, no daban riqueza como los nagas, no eran imponentes y daban el estatus de los dragones o grifo ni eran tan hermosos como los unicornios, si, su futuro no era muy esperanzador. Los humanos hablaban poco con él, muchas veces solo le miraban y reian, despues de todo era muchas veces mas alto que ellos pero tan delgado que creian que estaba moribundo, nunca habia tenido tanta inseguridad de su físico hasta llegar a ese lugar, ahi lo miraban como alguien enfermizo.

Estaba sentado con las piernas dobladas recargado en la pared cuando escuchó pasos, ya ni siquiera se giraba a ver quien se dirigía ahi pero esta vez fue diferente, alguien tocó los barrotes de su jaula y se giró a observar, la luz de las antorchas revelaban a un hombre alto y rubio, era curioso que se hubiera detenido ahi e inclinó la cabeza.

- Me llamo Kim ¿Tu quien eres, humano?

Preguntó sin gran ánimo, pero poniendose en pie y caminando a los barrotes con un andar ligero como si el fuera tan pesado como las plumas, una caracteristica comun de un sátiro, alzando la vista pues incluso con su estatura el otro era más alto.

Siguió mirando al chico con una leve sonrisa, la verdad era que estaba extremadamente delgado y parecía algo enclenque. Aunque posiblemente se debiera tanto al propio metabolismo del sátiro como la mala comida que les daban allí.

En cuanto estuvo lo bastante cerca coló la mano entre los barrotes y le apartó el cabello del rostro, acariciando levemente uno de sus cuernos.
-Mi nombre es Cael –pasó el dedo por su mandíbula- Llevas aquí una buena temporada ¿verdad? Pobre, estoy seguro de que echas de menos el aire fresco e imagino que la comida decente también.
Hablaba con ese tono amigable tan falso que le salía en público ya de forma autómata sin tener que pensárselo siquiera. Aunque era verdad lo que decía, el pobre sátiro tenía que estar harto de estar encerrado entre barrotes y seguro que agradecería salir al exterior.
Jugueteó con uno de los mechones verdosos de su cabello entre sus dedos con suavidad. A los pocos segundos clavó su mirada en la de él.
-Voy a llevarte conmigo.
Se lo dijo sin muchas ceremonias, ya lo había decidido, le había gustado aquel sátiro larguirucho y pensaba llevárselo consigo.
Se giró y buscó a uno de los cazadores para acordar el pago del sátiro y que le cediera su propiedad.

No tardo ni dos minutos en ver aparecer a uno por el pasillo y dirigirse hacia él con una suave sonrisa afable, listo para usar toda su labia para salirse con la suya como solía hacer.
Primero habló con el cazador, preguntando de forma distraída por el sátiro y pidiéndole que le especificara cuanto tiempo llevaba allí y algunos detalles más, como si su salud era buena y demás.
Escuchó al cazador sin prestarle realmente mucha atención, el ya se había encargado de “tasar” visualmente el producto y no necesitaba que el cazador tratase de hacerlo parecer más apetecible de lo que era para llevarse una buena comisión por la compra. A juzgar por el brillo avaricioso que veía en los ojos del cazador trataría de vendérselo por un mayor precio del que en realidad tenía, bueno eso no le preocupaba porque se encargaría de desbaratar todos los argumentos del otro.
Cuando el cazador terminó de hablar Cael fingió sopesarlo y preguntó por el precio, como había supuesto sobrepasaba en bastante el precio del sátiro pero no le importó demasiado porque enseguida atacó empezando a sacarle pegas y a regatear el precio con la misma habilidad que un mercader.

No se alejó de la caricia cuando el humano estiró su mano, era el primer toque que recibia en años y no era desagradable, ademas que los barrotes le separaban de cualquier daño que quisiera hacerle- ¿Que vas a saber tu de eso? no veo que a ustedes los encierren por existir -dijo sin nada de animo, habia cierto reto y reproche en su voz, ese humano era tan culpable como el resto de su raza de su desdicha, aunque ya no le gritaría no podia evitar que le saliera un tono venenoso.

No se apartó cuando su cabello fue tocado, pero sus ojos se abrieron con sorpresa al tener la perspectiva de salir de ese lugar, no podía ser peor que esa humeda celda ¿Oh si?- no eres el primero que me lo dice -dijo recargado en la pared y no mentía, antes algunos humanos se habian interesado en él pero al final habian decidido llevarse con ellos algo más interesante, no le molestaba pero despues de tanto tiempo ya no veia tan malo el que alguien lo sacara de ahi, aunque significara sumirse en las ordenes de un ser mortal, de todas maneras ya no era libre.

Se retiró de regreso a su esquina al escucharlo hablar, no entendía mucho de los negocios humanos pero no podía evitar compararse con un trozo de carne, cada quien daba su precio y les tocaba negociar, era algo incómodo ver que ni siquiera tenía un precio que sonara impresionante incluso para el que no entendia los numero, solo pedían cada vez que bajara el precio, perfecto, regateaban para que basicamente lo regalaran, en serio se sentia ofendido.

Se sentó en el suelo dispuesto a regresar a su solitaria estancia seguro de que no pasaría nada nuevo, suspiro sin ganas recargando la cabeza en la pared, cerrando los ojos.

Llegó un momento en que dejó de prestar atención a lo que decían los otros y se limitó a mantenerse recargado en la pared dormitando, esas posiciones le dejaban vagar por sus pensamientos recordando los buenos tiempos en que era libre, algunas anecdotas con su manada y luego no podía más que reprimirlo cuando le caia la realidad encima y se daba cuenta que posiblemente nunca más los volviera a ver, era un panorama muy triste.

Siguió sin moverse hasta que abrieron la puerta de la celda, sin creerse que esos dos estaban ahi dentro y que el cazador le pidió que se pusiera en pie y se acercara, cada cosa que hacía era nueva y desconocida, palabras cuyo significado no entendía e intercambio de la cuerda que llevaba en el cuello, unas palabras de ese rubio y una quemazón desesperante en el cuello que le hizo buscar arrancarse el collar, pero para su sorpresa este se escapaba de sus manos y se fundia en su cuello mientras el no podía más que apretar los dientes para no quejarse, tomando aire cuando finalmente terminó, dejandose caer de rodillas frotandose el cuello- Eso fue muy molesto... -dijo sin exteriorizar sus preocupaciones, no les daría ese gusto

- ¿Salir? -preguntó, era la pregunta mas importante que se formuló en su cabeza ya que al lugar a donde le fuera a llevar carecia de relevancia si seguro no le liberarian, tomó la mano del humano y se levantó, caminando algo inseguro por estar tan entumida antes de tener ese andar ligero que le caracterizara, como si el fuera tan liviano como una pluma, caminando tras él sin creerse que lo sacaría de ese horrible lugar, bueno, tenía la esperanza que al lugar donde fuera que lo llevaran no sería peor que ese, además, aunque el humano no le daba confianza tenia más consciencia de su existencia, por lo que quizas pudiera vivir mas alla de existir.