Tarde apacible (libre)

por **Shinobu** Miér Abr 18, 2012 10:29 am

Tras una larga mañana preparando almuerzos, atendiendo a los clientes y limpiando la taberna, le dejaron parar para comer y después le dieron un zurrón, mandandole al bosque a por bayas silvestres.
Le esperaba una larga tarde de caminata, pero no le importaba, le gustaba el bosque, al menos mientras era de dia. Caminaba tranquilamente y tras adentrarse bastante entre los arboles, empezó a encontrar los arbustos que buscaba, tomando de ellos solo aquellos frutos que estaban en el punto optimo de madurez. Le llevó varias horas llenar el zurrón a rebosar y cuando al fin terminó la recolección, puso rumbo a su lugar especial, un claro oculto entre tan altos y enormes arboles, donde un mullido lecho de yerba y flores silvestres le servia para echar siestas en las tardes de dias soleados como ese. Sin mas demora dejó el zurrón en el suelo y se tumbó junto a este, cruzando los brazos tras su nuca mientras miraba al cielo. Poco tardó en notar cosquillas por su cabeza y enseguida una colita peluda se dejó ver antes que la cabecita del animal. Era la pequeña ardilla que le seguía a todas partes, que aprovechando que por fin estaba quieto se le acercaba buscando mimos y algo de comer. Shinobu metió una mano en el zurrón sacando un par de bayas y se las dio a su peludo amigo, el cual las cogió sin dudar -tienes hambre verdad Ose?- le rasco la cabecita con un dedo y luego volvió a la postura de antes, empezando a adormilarse por los cálidos rayos del sol mientras el pequeño mamífero comía las frutas y luego se tumbaba sobre el pecho del muchacho.

por **Wolf Bächler** Vie Abr 20, 2012 8:30 am

Clima templado, poca brisa, poca clientela si es que ni una. Ese día era perfecto para pulir su pasatiempo y de donde sacaba algunas veces su alimento. Dejó dicho con su vecino que ese día no estaría disponible para nadie, que se iría al bosque y que volvería en la tarde. Tomó su arco y flechas, 12 en total bien afiladas y listas para lanzar más un morral con algunos alimentos y agua, debía estar preparado por si alguna eventualidad se presentaba, tomó rumbo hacia el bosque por el camino principal, saludando con una amplia sonrisa a aquellos que lo saludaban pero no se quedaba a charlar, ese día tenía más ganas de quedarse solo entre el silencio que le proporcionaban los grandes árboles centenarios. Tomó el sendero marcado pero solo hasta unos metros más allá en donde tomó otro camino, para así adentrarse tanto como quería.

Preparó su arco, y esperó entre matorrales y espesas hojas que ocultaban su figura, esperando por alguna presa que desprevenida pasara justo en su mira, y así encontró el que sería su cena, un lindo y pequeño venado que estaba en la plenitud de su adolescencia, perfecto para poder llevárselo sin muchos problemas en sus hombros. Lanzó la primera flecha dándole certeramente en el pecho, esperando que ese fuera el único lanzamiento que tuviera que hacer, se acercó hasta donde el animal había huido para echarse tan solo unos metros más allá, estaba herido de gravedad pero todavía vivo, por piedad preparó otra flecha, dándole en el ojo en donde el venado expiró. Sacó las flechas de su carne y lo dejó en sus hombros, pesaba, tal vez podría también venderle algo al carnicero.

Así caminaba contento porque sus habilidades no estuvieran oxidadas y por haber cazado un buen especímen cuando de entre los árboles escuchó una voz humana, buscó con la mirada para toparse con que un poco más allá había un claro y en medio de este, un chico, pequeño y con un animalillo que apenas sería una merienda en su pecho, una escena adorable que el mayo miraba sonriente, tal vez podía decir hola.

Con su presa todavía en los hombros el pelirrojo cruzó el claro para acercársele al muchacho, no sin antes presentarse con su voz clara por si tenía algún arma - Buenos días... ¿Tan lejos de la ciudad? - Sus palabras solo querían ser agradables y entablar una pequeña conversación, era interesante ver a un chico tan menudo adentrarse tan profundo en el bosque con tanto rumor de que estaba infestado de criaturas peligrosas.

por **Shinobu** Vie Abr 20, 2012 9:26 am

El primero en notar la presencia de alguien cerca fue Ose, que se levantó y salto del pecho del muchacho avanzando varios metros por la hierba en dirección al recién llegado, pero retrocediendo al oler la sangre del cervatillo. Se puso sobre la cabeza de Shin y dio varios saltitos, haciendo que abriera los ojos y se incorporase, justo cuando escuchó la voz del herrero, parpadeando varias veces antes de verle con la suficiente claridad, levantandose justo después -Hola... no estoy lejos, otras veces me adentre mas, conozco bien esta región...-
Mientras se pasaba las manos por el pelo para quitarse las hierbas que se le pudiesen haber enganchado, se percató del animal que llevaba sobre los hombros y su expresión cordial dejo paso a una bastante triste -señor... es usted cazador?..- mientras preguntaba, Ose se le puso entre el cuello y el hombro, medio escondido entre los cabellos de Shinobu y soltando unos ruiditos, a modo de protesta. Enseguida llevó una mano hasta su peludo amigo, acariciandole con un dedo para tranquilizarle mientras le susurraba -cálmate Ose... todo esta bien..- luego miró de nuevo al mayor -perdone, es muy desconfiado con los extraños...- intentó sonreir un poco a pesar de que la mirada se le iba a menudo a la cabeza del animal fallecido.

por **Wolf Bächler** Dom Abr 22, 2012 3:05 pm

Era una linda vista después de todo, el chiquillo era uno de esos que le hacían pensar en protegerlos, si hubiera dicho que se había perdido obviamente le ayudaría, claro. Pero éste no estaba para nada perdido, de hecho parecía haber tenido una siesta en medio del claro y él había interrumpido. La bola de pelos que había estado en el pecho del castaño parecía haber sentido curiosidad por el recién llegado sacándole una sonrisa al mayor, que tierno, pero al llegar casi a tocarle había parado y despavorido había huido para ocultarse con el chico, triste en verdad, él no tenía un pelo de malo. Y después del animalito, fue la oportunidad del menor de sentir algo más que simpatía por el herrero, una mirada gélida que no venía para nada de bien a ese adorable rostro... Era uno de esos chiquillos que debían sonreír o de lo contrario se verían extraños - No, en realidad no de la profesión pero puedo cazar - Sentía que el animal muerto en sus hombros no debía de dar mucha... Confianza.

Dejó el ciervo en el pasto mientras miraba curioso las reacciones de la ardilla y de su presunto dueño, sentándose también al lado de su presa, en verdad con toda la sangre que derramaba el pelirrojo debía de verse un bárbaro recién llegado de las guerras, esa idea le hizo sentir pena pero no una que durara mucho, no era como que cazara animales por que sí, éste se iba directo a su plato y si no podía comerlo entero, ya sabría como sacarle provecho a los huesos y la carne que sobrara. - No te preocupes... No tienes por qué decir que a ti tampoco te acomoda mucho mi presencia, perdón si di una mala impresión - Wolf sí que sonrió una sonrisa que quería más que nada ser tranquilizadora - Peculiar amiguito que tienes... - Sí, trataba de desviar el tema a algo que amenizara la conversación, poniéndolos en mejores términos.

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