¿Una historia más? [[libre]]

Las luces solares fueron colándose entre las aberturas de su ventana, iluminándole el rostro y cortándole así el sueño. Suspiró suavemente y terminó por levantarse rendido ante la mañana que parecía no querer dejarle descansar. Un nuevo suspiró escapó de sus labios y terminó por volverse a lanzar en la cama, perezoso y aun medio adormilado, pero claro que sabía que no podía seguir ahí, el dinero pronto se le acabaría (en realidad no, pero le gustaba el dramatismo) y terminaría en la calle como un triste indigente. Rió suavemente ante aquella idea, quizás podría convertirla en una leyenda y cantarla al público ingenuo que se dejaba encantar rápidamente por una cara bonita y una voz acorde.

Se vistió y rápidamente salió de su hogar, como siempre sus ropas eran siempre prolijas y dignas de un noble, después de todo mantenía el orgullo de uno de estos, su cabello iba anudado como siempre en una coleta baja, con la cinta rojiza típica de él. Cogió su citara y salió de su actual hogar, tocando suavemente las cuerdas del instrumento mientras que entonaba su voz, suave y melódica como siempre; iba a paso lento mientras que atraía a alguno de los transeúntes que le miraban un tanto confusos puesto un “noble” se paseaba distraídamente por las calles bajas del pueblo.

En cuestión de unos instantes estuvo ya entre los puestos comerciales, llamando la atención al fin de los tenderos y compradores con una voz clara. –Acercaos, dejadme contaros…-Inició con la historia mientras que una suave melodía se acompasaba a sus palabras, mezclándose con la historia solo para darle dramatismo en los puntos clave y otras emociones que perfectamente capturaban a los incautos que se paraban a escuchar de aquellas historias que aun cuando eran verdaderas en cierta medida, también tenía su toque de ficción solo para hacerlas mucho más interesante, solo le tomó unos cuantos minutos y acabó, siendo vitoreado por los oyentes, que no hacían más que pedir una más, pero claro tenía que saber aprovechar el tiempo y contar las ganancias que habían llegado a sus manos por la amabilidad de su curioso público. –Muchas gracias, dentro de unos minutos lo retomaré, escuchadme también. –dijo sonriendo con aquella altivez típica de los nobles mientras que se acomodaba sentado sobre uno de los barriles cercanos y se ponía afinar la citara con una suave sonrisa curvando sus labios.

Estaba tan enfadado en ese lago, seguía haciendo figuras hermosas con el agua pero no le satisfacía en ese momento, sentía la necesidad de salir e indagar por lugares habitados, donde apenas pudiese pasar y ver infinidad de humanos con sus preocupaciones y desdichas, muchas personas que morían por oro y lo necesitaban más que a su vida…Entonces se levantó, alzando una gran cantidad de agua en el aire, haciendo espirales como un remolino para sacar una hermosa figura humana de ella, le pareció tan gracioso que pudiese hacer esas apariencias y no haber visto alguna persona en su semejanza.

Dejó caer esa gran belleza de agua azulada, que se disperso como briza, revolviendo sus cabellos un poco y acomodándose la capa que se había quitado anteriormente para más comodidad. Tomo sus pertenecías y se encamino sin un rumbo fijo por el momento, solo acudir a la ciudad, no visitaba con regularidad esos lugares, pero cuando lo hacía realmente se divertía con tantas cosas que le pasaban. Al llegar, pudo ver ese puente que conectaba a la ciudad, y sin buscar demasiado observar el castillo tan amplio y grande como una montaña, siguió su camino, pensó entonces en acudir a ese barrio del comercio pues allí habían muchas cosas en las cuales entretenerse, siempre encontraba objetos u accesorios de magos, incluso libros de magia, era interesante verlos e intentar comprar algunos…hasta había pensado vender las pertenecías de aquel hombre que ya no estaba con vida.

En fin, se adentro a ese lugar, haciéndose campo por lugares vacios para caminar y buscando cosas que podrían serle de ayuda e incluso interesantes, su olfato era atraído por delicias que se cocinaban en el momento y con decisión era encaminado hacía allá, pero a lo lejos escuchó un sonido suave y a la vez lleno de emoción, parecía una joven voz invocando una historia que tocaba un instrumento para ayudar a la imaginación… mantenía a más de 20 personas a su alrededor, por ello solo miraba esa multitud entretenida. Se acerco curioso sin poder observar el físico de ese joven, entonces se recargo en una pared muy cerca de allí, donde las personas no le estorbaban o molestaran, esperando que se desocupara para poder ver a quien dirigía tan entretenido relato. No pasó mucho tiempo para oír el final, la gente se dispersaba mientras muchos le daban su ganancia, era una manera muy “original” para ganarse la vida, debía admitirlo.

Entonces le vio, esos cabellos tan radiantes y largos que se movían con suavidad en cada movimiento, incluso su piel tan pálida como la nada, le pareció sumamente atrayente. Quizás debía hacerle notar o buscar una manera para acercarse a él…
Con sus dedos, de manera disimulada comenzó por mover el liquido que contenía ese barril donde el otro joven se encontraba reposando, al inicio solo fueron movimientos como la marea del mar, pero después lo intensifico de forma tormentosa tanto que el barril parecía tener vida propia, expandiendo ese liquido hacia afuera para que hiciera presión dentro del barril y así explotara sin hacer daño, solo derramándose el liquido por todos lados, solo sonrío y se acercó al otro de manera más actuada, con su rostro serio y “preocupado” _¿Se encuentra bien?-

Sus dedos suavemente iban deslizándose por las cuerdas mientras que afinaba su citara como si fuera en realidad parte de su cuerpo, moviéndose con maestría por encima de las melodiosas cuerdas que resonaban armoniosamente debajo de sus finos y pálidos dedos, una suave sonrisa se posaba en sus labios, curvándolos con delicadeza mientras hacía aquello, amaba el sonido de este instrumento, más que ningún otro mucho más que el calmo tono de su arpa, amaba el de la citara puesto que daba vida a sus palabras y era realmente fácil de usarlo, aunque claro él siempre había amado aquellas melodías tan difíciles como de aprender como de tocar, aunque él mismo fuera también uno de los tantos compositores que se repartían por el reino como si no fueran más que simples juglares.

Suspiró suavemente y terminó al fin de afinarlo, solo algunas cuerdas habían sonado mal durante su presentación, aunque claro solo alguien como él podría haberse dado cuenta de ello o alguien con un oído bastante entrenado, pero por lo general no muchos conseguían notarlo y aunque no le afectaba en su trabajo, no podía dejar de odiar el hecho de que no hubiese dado una presentación perfecta como estaba acostumbrado. Un nuevo suspiró se escapó de sus labios y fue en ese entonces en que notó el cambio de movimiento del agua del barril que estaba usando como asiento. Se levantó rápidamente y se alejó solo unos cuantos pasos mirando este con atención, curioso por la extraña sensación que este le había provocado, ya cuando creyó que se había calmado y se acercaba nuevamente a tomar asiento, este explotó, no haciéndole daño, pero si causando que el agua que había saltado terminase por caer sobre su cuerpo.

Se sobresaltó apenas sintió el frío líquido recorriendo su cuerpo, haciendo que la camisa de impoluto lino blanco se le pegara a su delgado cuerpo. ¿Qué había pasado? Se preguntó bastante confundido mientras que desataba su cabello húmedo y goteante, liberándolo de aquella manera de la cinta rojiza para guardarla en su bolsillo. Genial estaba húmedo y no solo eso, su instrumento también se había mojado y tendría que esperar para volver a tocar. Iba a suspirar nuevamente mientras que dejaba su citar en una de las cajas mientras que se levantaba un tanto la camisa dejando de paso ver algo de su planto vientre al aire para estrujarla y quitar el exceso de agua, pero aquella voz interrumpió la línea de sus pensamientos y se volteó hacía él con una obvia expresión de fastidio, sorprendiendo se bastante por la apariencia de aquel hombre… bastante llamativo, por decirle de alguna manera, puesto que jamás había visto alguien como él.

-Sí, suerte es solo agua y…-olfateó su camisa- está limpia al menos. –le sonrió suavemente, un tanto altivo por su usual forma de ser pero sin ser desagradable a la misma vez. Se le quedo mirando con curiosidad, aunque sin acercarse lo suficiente al mismo. Un nuevo suspiró escapó de sus labio y terminó por quitarse la camisa.-…Supongo que debo buscar un lugar soleado ahora…-comentó más para sí mismo, aunque miró al hombre frente a sí y le sonrió- ¿De casualidad conoces alguno donde cerca en que el sol no es cubierto por el castillo? – Preguntó con un tono amable en su voz, mientras que seguía estrujando la camisa, a veces olvidaba que muchos le miraban con deseo y tendía hacer algo descuidado en ocasiones y simplemente actuaba por reflejo.

No pudo evitar mirarle de arriba abajo, entretenido en su pecho hasta que le observó exprimir esas prendas por culpa del agua, realmente fue una gran idea haber echo eso. Tuvo una sensación de ternura, como si ahora se sintiera culpable por haber echo eso, pero si pudiese regresar el tiempo realmente lo hubiese echo de nuevo. Así que solo le sonrío con calma al verlo quitarse completamente la vestimenta, de nuevo fue inevitable no verlo, así que solo habló mirándole a los ojos _Si- Dijo de manera seca observando hacía uno de sus costados, no quiso decir lo contrario.

En realidad no conocía mucho de por allí, siempre que iba a esa ciudad era por inercia y caminaba sin aprenderse los lugares ya que no veía necesario tener en su memoria cada parte de Crassis…Tomo el instrumento del otro joven, sintiendo la humedad levemente en sus manos, para entonces comenzar a caminar _Sígueme, se de el lugar indicado- Bueno, en realidad no conocía exactamente como llegar, pero sabía que existía tal lugar, estaba por las afueras de el comercio, no muy lejos; era un lugar desalojado donde el sol pegaba suficientemente fuerte y había unos cuantos árboles por si preferías la sombra, de echo era de las partes finales de el centro de abastos, donde todos los mercaderes recibían sus mercancías, a esas horas estaba completamente vacio, quizás por el calor.

Mientras caminaba por entre los puestos y la gente, observaba el cielo con su color azul claro, ninguna nube se interponía entre el sol y los humanos, pegaba directamente como alguna clase de fuego directo para la piel, para él no era “dañino” ni cambiaria nada, aunque si molestaba por el solo echo de ser un dragón de agua, entonces Draco se detuvo. Se dio media vuelta para observar a quien estaba mojado, se quito la capa y se la aventó para que la tomara _Es mejor que te lo pongas, o te quemaras- No esperaba que se colocara de nuevo esa ropa mojada por su culpa, así que era preferible que por lo menos se cubriera del sol.

Después de un momento pudo encontrar el lugar, estaba todo cubierto de tierra firme, árboles frutales y algunos simplemente verdes con algunas florecillas de colores, fuera de esos el sol pegaba completamente sin obstrucción y por ahí había hasta una cuerda amarrada desde un árbol hasta unos palos gruesos, como un tendedero que podría haber sido de utilidad para algunos de los vendedores de ropas_ Allí puedes colocarla – Indicándole por su camisa-…Después observó el instrumento en sus manos y dedico su mirada al rubio _¿que aras con esto?- De alguna manera estaba retrasando el “show” del blanco, pero como ya había dicho no se arrepentía de lo que había echo.

Suspiró suavemente mientras que estiraba su prenda esperando por la respuesta del peliblanco que tenía en frente, claro que no le prestaba del todo atención después de todo su mente seguía intentando descifrar como era que aquel barril había terminado por explotar de aquella manera, era simplemente inaudito. Frunció ligeramente el ceño cuando escuchó el tono en que el otro le estaba hablando y alzó una de sus cejas para mirarle extrañado por la sequedad al responderle. No le prestó mayor atención y terminó por relajar su expresión aunque en el brillo de sus ojos podía verse la total desconfianza que este le profesaba.
Frunció ligeramente el ceño en cuanto vio que el moreno tomaba su instrumento, era bastante receloso con estos por lo mismo jamás le había gustado que la gente tomará estos mismos. Frunció sus labios, más no le dijo nada y simplemente le siguió mirando aquella amplia espalda que se destacaba del chico, después de todo este estaba haciéndole un favor y al menos por ahora no le diría mucho. – Ya veo… -dijo con el mismo tono seco que había usado el peliblanco con él anteriormente, caminando detrás de él ignorando del todo las miradas que se posaban en su cuerpo.

Miró a sus alrededores, empezando al fin a incomodarse de la mirada de los vendedores y demás hombres que se atrevían a verlo como si no fuera más que una especie de trozo de carne al que podrían manipular como si nada costara. Bufó por lo bajo y se paró con total porte y estatura, caminando de una forma altiva y orgullosa como el nombre que en realidad era, cubriéndose precariamente con la camisa húmeda. Miró hacía el cielo y frunció suavemente sus labios, había sol, pero no era un buen lugar como para intentar secarse ni mucho menos el desvestirse, no frente a la mirada de los lobos que permanecían cerca y seguían posando su mirada en él.

La siguiente acción del dragón le sorprendió bastante jamás se había esperado aquello, por lo que su reaccionar al momento en que cogió la capa fue bastante torpe y lento.- Gracias…-dijo con un tono mucho más sorprendido que lo que su rostro demostraba. Se cubrió de inmediato y caminó ahora a su lado en silencio, un tanto más confiado del otro, aunque aun así seguía igual o quizás aun más sigiloso con el otro, después de todo que le tuviera confianza no quería decir que estaba seguro ya con este, no sabía cuando ni como podría ser atacado. Mientras andaban, le miraba de reojo con curiosidad, aquellas facciones, el tono de piel, el color de cabello, le eran bastante curiosas es más jamás había visto a alguien con aquella apariencia tan…negó rápidamente con el rostro y suspiró, notando así que por fin habían llegado al lugar que el otro había mencionado y por si fuera poco ni siquiera se había dado cuenta de cómo habían llegado.

Aquel lugar era simplemente hermoso, recorrió el lugar sumamente enternecido por la belleza y simpleza del mismo ¿Cómo era que habían llegado? Se había concentrado tanto en examinar a su acompañante que ni siquiera se había dado cuenta del camino, había sido idiota. -¿Eh? – miró hacia donde señalaba y entendió al fin a que se refería.- Si… toma, gracias. –dijo devolviéndole la capa que este minutos antes le había prestado y había usado para resguardar su cuerpo del sol… y de las miradas lascivas claro está. Hecho aquello se acercó a la cuerda, tendiendo ahí su camisa, estirándose de paso antes de volverse a él y sonreírle, altivo pero a su vez amable. – Esperar a que se seque, no es como si pudiera encontrar una de esas en cualquier lugar. –se encogió de hombros y fue nuevamente hacia este, tomando el instrumento entre sus manos, tocando unas cuantas cuerdas y claro como se esperaba el sonido era horrible. Suspiró pesado.- ¿Estabas escuchándome? –preguntó curioso, había juntado una buena cantidad de personas aquel día, así que no sabía si este estaba entre su público o no y la verdad era que estaba empezando despertar su curiosidad aquel hombre.

Le miró tender la camisa sobre aquella cuerda, aún haciendo eso parecía una princesa de cabellera rubia y despampanante con un porte elegante al moverse que atraía miradas facilmente, pudo notarlo en el transcurso del camino; era un ser sumamente atractivo podría decir, tomó la capa que había prestado sosteniéndola en una mano. Desvió la mirada buscando un árbol donde pudiese sentarse y acomodarse, después de todo odiaba el sol, el calor, todo lo que hiciera que su piel se secara…era fastidioso. Suspiró y dejó que el peli rubio tomara el instrumento de sus manos escuchando aquellas divinas palabras, quizás era así, no conocía mucho de música e instrumentos, no quería decir que no hubiese escuchado música en sus 1000 años que llevaba con vida, pero jamás tuvo la oportunidad de pensar en los instrumentos o el valor que eso tenia.

Se dio media vuelta caminando hacía un árbol que había visto antes, no muy lejos, estirándose una ves estuvo bajo las sombras de la frondosidad y sonriendo, hacía un aire muy tranquilo que movía las copas de los arboles y sobre todo alborotaba todo tipo de cabello. Dejó su capa en el suelo para sentarse sobre ella y recargarse en el tronco de manera relajada, observó al otro y escucho sus últimas palabras _Se podría decir que si- Observó hacía arriba, apenas y miraba cuesta arriba por entre las hojas, pero con una mirada de enfoque a tres cuartos era posible ver la inmensidad azul que arropaba al mundo.

Giró la cabeza en dirección al joven desnudo de manera recta, sin quitar la mirada, importándole poco si aquel se percataba de ello o no _Aunque no podía observarte, solo escuchaba…tenías bastantes personas a tu alrededor- Después de ello soltó una carcajada muy sutil, sin quitar su mirada miel de aquel cuerpo níveo _por cierto, soy Draco… ¿cuál es tu nombre, joven de la mala suerte? – por su puesto que ese no tenía mala suerte, nada, ya que todo eso que le pasó podría ser culpa total del dragón y sobre todo estar retrasandolo en su trabajo, pero era un hombre caprichoso y egoísta, si quería la total atención del joven, haría lo que sea, sacrificando su valioso tiempo de estar sentado en la orilla de un lago... por estar observando la figura humana más linda que había encontrado jamás, esa que sin duda alguna estaría un día en cualquiera de sus particulares esculturas acuáticas.

Se quedo mirando al moreno con ojo crítico, era alguien bastante llamativo, ese tono de piel tan exótico, sumado al tono de su cabello de un blanco puro, sin contar con aquellos ojos dorados que parecían estar indagando en sus pensamientos… simplemente aquel hombre despertaba la curiosidad innata del ser humano en él, algo raro puesto que siempre se había mantenido en total calma aun cuando la dura realidad se había propuesto golpearle una y otra vez destruyendo no solo su orgullo sino su manera de ver el mundo, que alguna vez había pensado era justo. Suspiró suavemente, sus pensamientos nuevamente estaban yendo a donde no debían, si bien era algo curioso era mejor irse con cuidado sin importar quien fuese y lo amable que se mostrase. Alzó sus brazos, intentando no prestarle tanta atención al peliblanco como lo había estado haciendo, no podía darse el lujo de mostrarse interesado o al menos no que lo notaran; se estiró perezoso, arqueando suavemente su espalda y a la vez si figura dibujando un delicado arco con su columna.

Sonrió suavemente complacido con la obviedad dicha por este, sintiéndose algo desprotegido por su mirada, era incomodo cuando le miraban de aquella manera. Retrocedió unos cuantos pasos como si quisiera de aquella manera el marcar la distancia entre ellos, cruzando sus brazos por debajo de su pecho ocultando de esta manera gran parte de la pálida piel de su torso.- Ya veo… pues espero que fuese de tu deleite mi historia..-dijo en un tono que bien podría evidenciar el nerviosismo que el… ¿menor? Nuevamente se le quedo mirando intentando descifrar la edad de este, aunque de todos modos no importaba del todo, quizás no volvería a ver al hombre que le había ayudado cuando lo necesitaba. Soltó un largo suspiró y volvió a sonreír, no era bueno que se mostrará de aquella manera, no cuando se ganaba la vida atrayendo a la gente ya fuese con su voz o con las historias que contaba de manera única.

Aquella risita saliendo de los labios del hombre frente a él le hizo ladear el rostro suavemente ¿se burlaba? No, no sonaba como aquello, aun así se le quedo mirando de forma curiosa, correspondiendo a aquella mirada que le ponía la piel de gallina, sin prestar atención a sus palabras al menos hasta que el otro se presentó y preguntó luego su nombre.- ¿Eh? –dijo algo torpe, como si no hubiese escuchado lo que el otro había preguntado, negó suavemente con su rostro y le dedicó una leve y sutil sonrisa mientras que caminaba hacia este con un andar seguro y a la vez algo seductor por el suave movimiento coqueto de sus caderas que ejercía sin siquiera darse cuenta de ello. Estiró su mano hacía este a modo de saludo inclinándose un poco para estar a su altura, era algo normal dada su extensa educación, aun cuando vivía de una manera mucha más precaria seguía manteniendo sus modales intactos.- Me llamo Ilhan, Ilhan Kailan, es un placer Draco. –dijo esperando que el otro estrechará su mano, mirándole nuevamente directamente a los ojos, claramente nervioso por la forma en que este le había estado mirando hasta aquel momento, sintiéndose realmente desprotegido ante la falta de sus ropas cubriendo su cuerpo. Uno de los mechones rubios cayó sobre su hombro con suavidad, rosando suavemente su cuello, haciéndole estremecer involuntariamente por el nerviosismo.- Por cierto ¿Cómo encontraste este lugar? –preguntó curioso, rompiendo al fin con el contacto visual, teniendo la necesidad de escaparse de esos atrapantes ojos dorados.